Toda historia tiene un clímax.

Esos momentos en que todo se complica,

cabezas colapsan, corazones se aceleran,

gritos ensordecen, silencios se escuchan,

lágrimas corren, ganas desaparecen.

Todo depende del protagonista,

aquel que escribe el desenlace.

​

En la vida real cada protagonista escribe su guion.

El que no lo hace, no vive.

Asi que saca un lápiz y escribe lo que quieras,

sal al escenario y actúa.

​

Y está permitido cometer errores,

porque ellos hacen la historia más apasionante.

La manera de enmendarlos y superarlos

hacen que la trama sea única.

Todo depende del protagonista,

aquel que escribe el desenlace.

​

Y no será el único climax,

y no será el único desenlace,

solo el de un capítulo.

En manos del que escribe, quedan la pasión y el deseo

para ser capaz de escribir más

y actuar en cada uno de ellos.

 

Todo depende de ti, protagonista.

Escribe y ¡vive!